Ruta y altimetría

Llegar pedaleando hasta el mítico Pozo Curavacas recorriendo el valle de Pineda se convirtió, por mérito propio, en una de las grandes clásicas del ciclismo en la montaña palentina cuando aparecieron las bicicletas todo terreno a principios de los años 90 del siglo pasado. Pedalear por el enorme y recóndito valle glaciar que rodea el Curavacas es una aventura al alcance de todos los ciclistas de montaña, que independientemente de su nivel técnico, podrán percibir el incalculable valor de este precioso e inolvidable paraje en el corazón del macizo de Fuentes Carrionas. Para los ciclistas más exigentes, proponemos la vuelta al Curavacas a través del collado del Ves, haciendo uso del sendero tradicional que comunicaba los pastos del Ves con los de Holmas. Durante este recorridocircular avanzamos mientras el gran gigante verdinegro nos muestra sus cuatro caras desde diferentes puntos de vista, descubriendo así uno de los más bonitos trazados ciclomontañeros que se pueden dibujar por la montaña palentina. Hace 100 años Juan Díaz-Caneja desafió a la serpiente del Pozo Curavacas con su pequeño bote hinchable, “El Desencanto”, desoyendo las advertencias de todos los lugareños, que tildaron su aventura de auténtica locura. Algo similar sucede actualmente cuando le contamos a algún paisano de la zona nuestra intención de dar la vuelta al Curavacas con la bici.

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La vuelta al Curavacas en imágenes

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